viernes, 23 de noviembre de 2012
         

              Son varios los posts en los que desde este blog he aludido  a la crisis y aunque soy consciente de que es un tema recurrente y no precisamente el que desearía que fuera protagonista de mis reflexiones, hoy de nuevo siento la necesidad de analizarla. No quiero dar la espalda a una realidad en la que vivo, con la que trabajo cada día y que me afecta como a todos.
            En una ocasión un profesor me dijo que una de las formas de analizar y saber sobre conceptos ó hechos, un buen método es comenzar discirniendo lo que no son. Con la crisis no es dificil realizar su análisis de esta forma, porque es evidente que  no es lo que nos están vendiendo sus creadores y gestores, hablandonos de ella sin nombrarla enunciándola como  época de ajustes, entidades no viables, en vez de hablar de bancos corruptos , periodos de desaceleración y recesión , herencias recibidas, primas de riesgo en riesgo,  deudas soberanas, etc. y vendiéndonos su  reconstrucción con  recortes  necesarios y cambios estructurales indispensables.
            Este es el lenguaje de la justificación de acciones de los que manejan la crisis de otros sin vivir la suya propia.


     La crisis cotidiana es otra cosa. Nos la muestran:
Familias sin níngún recurso económico que han perdido sus recursos humanos, deshauciadas de sus viviendas y de su dignidad personal, jóvenes en paro a los que se le dio recursos suficientes trabajando en la construcción de pisos y viviendas que ahora ocupan y roban, menores y estudiantes a los que se le impide crecer y formarse porque les tasan su educación ,ancianos, enfermos y  dependientes que enferman y dependen  más cada día con los recortes y extinción de servicios sanitarios y sociales, mujeres maltratadas a las que se le maltrata aún más cerrando sus casas de acogida y relentizando su justicia e inmigrantes a los que ayer acogimos y hoy se les expulsa pidiéndoles los medios que nunca han podido tener.
La crisis de cada día se visualiza: en  las colas del paro llenas de parados que no paran de buscar trabajo, en los comedores y los servicios sociales saturados de demandas de ayudas de emergencia, en un sistema educacativo  al que se le  impide "educar"  obligándole a imponer, en una  sanidad que extinguida a la mínima esencia se le hace imposible “sanar” y en una  justicia injusta que pretende servir para recaudar y no servir  para servir.
 Que nadie nos venda que los recortes innecesarios e injustos que destruyen el estado del bienestar social sirven para salir de una  crisis que a fuerza de provocarla aún más cada día,  la están  justificando  con  cambios estructurales más ideológicos que económicos.


jueves, 1 de noviembre de 2012



De nuevo hemos tenido que mover las agujas de los  relojes , en esta ocasión para retrasalos una hora. El objetivo es, según dicen los expertos, ahorrar energía eléctrica . En el caso de nuestro país, el ahorro se calcula en 300 millones de euros.
Si bien sus defensores  nos animan con la cuantificación de las  ventajas, pocos remedios dan para sus trastornos. Es en estos últimos donde quiero detenerme hoy, ya que como todos hemos tenido que mover las susodichas agujas también a todos nos puede afectar la “alteración del reloj biológico”, el cambio de carácter, los trastornos del sueño, la falta de concentración, desorientaciones, irritabilidades, cambios de humor  e incluso molestias digestivas. Muchos pedirán pruebas de estos inconvenientes. Pues a ello vamos.
Son bastantes  los acontecimientos evidenciados en los últimos años, pero permitirme detenerme en los acaecidos en las últimas semanas. Pocos días antes del cambio de horario y adelantándose a la  alteración del reloj biológico, el ministro de hacienda presenta en sociedad los presupuestos para el próximo año como los “más sociales de la historia de la democracia española”  ¿No es ésta una prueba evidente de falta de concentración,   desorientación e incluso,  diría yo que de  insomnio crónico?.
Si ésto no fuera suficiente, a los pocos días, la ministra de empleo se despierta (puede que no hubiera dormido tampoco) diciendo que “España está saliendo de la crisis”. Qué mayor prueba que ésta para constatar la revolución del referido reloj biológico y la distorsión de la realidad.
Para finalizar,  el desastre más evidente de tanta somnolencia y desorientación la deja patente una presentadora de TV cuestionando  “si está científicamente probado que el alma de un donante asesino pudiera trasplantarse también a la vez  que los órganos donados”. Esto es para plantearse tratamientos más serios  que el simple retorno al horario natural.
Acabo este análisis  con una reflexión  utilizando la misma base dialéctica que para el conocido cuestionamiento  sobre quién fue primero, la gallina ó el  huevo. En este caso mi duda es: ¿qué fue primero la alteración biológica de determinadas personas  ó los efectos del cambio de la hora?”

Si queremos economizar energía, creo que mejor empecemos por pedirle a los autores de estas y otras perlas  distorsionadoras de la realidad que apaguen su propia luz ahorrándonos sus palabras.

PD: Os dejo un enlace con un lenguaje  más elocuente y ahorrador.


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