miércoles, 9 de junio de 2021

 

    Sabíamos de las costumbres de los ratones merodeando entre alcantarillas y saliendo a la superficie en busca de toda clase de alimentos. Sabíamos del tópico de su afición a mordisquear quesos a escondidas y como se escabullen por los agujeros más diminutos que encuentran a su paso. Sabíamos y sabemos que los ratones acechan por las esquinas, salen, miran, reconocen los alrededores de sus madrigueras y entran de nuevo a disfrutar de los manjares que recogen.

            Creíamos que lo sabíamos todo de los ratones, hasta que un día uno de ellos se escabulló entre el hueco de un enchufe olvidado y se adentró en el despacho de una funcionaria, inspeccionó los archivos, recorrió expedientes, buscó comida hasta encontrar el manjar de bombones escondidos, los degustó  y como postre se  entretuvo royendo obsoletos expedientes de papel, dejando a su paso su impronta característica de diminutos excrementos.

          Y llegados a este momento del relato no podemos por menos que reflexionar sobre lo ocurrido:

¿Cómo ha aparecido  este  ratón  en el despacho de la funcionaria más animalista de la plantilla y  la más reticente a eliminar el papel de los archivos?

¿Qué tienen esos archivos que tanto interés ha suscitado en este animal y qué mensaje trae con su visita inesperada?

¿Hay otra realidad detrás del papel que interese tanto al inoportuno ratón?

¿Ha venido por iniciativa propia ó ha sido enviado por alguien?

¿Ha encontrado lo que buscaba ó buscando encontró lo que no quería?

Y  lo que más inquieta, ¿volverá?. Para evitar que esto ocurra, se activó el protocolo de tapado de agujeros, colocación de trampas y limpieza exhaustiva de restos del festejo. Con todo este procedimiento, el ratón desaparece.

            Desaparecen su rastro  pero  surgen nuevas elucubraciones: ¿realmente era un animal perdido en busca de comida ó la comida fue una excusa para  hacer desaparecer los archivos de papel que tienen  que estar ya eliminados? Las huellas de sus dientes delatan más animadversión que gusto y sin duda el susodicho se ha delatado como defensor del archivo digital. 

            En esta conversión el  ratón funcionario, se aparece de nuevo. Ahora haciendo de las suyas precisamente en  el ordenador de la misma funcionaria a la que atacó sus expedientes.  Pulula por la pantalla, actualizándose todos los días, le impide fichar, tan pronto le saluda como desaparece y deja un hueco negro en busca de la señal perdida.  Otra vez a poner en marchar nuevos servicios de limpieza  en el viejo ordenador, saliendo, entrando , reiniciando en busca de la señal perdida , e instalando finalmente  uno nuevo. En la  nueva morada seguro que desaparece el maldito ratón. Pues no. Saluda , da la bienvenida y se  presenta  como portero pidiendo la contraseña. Anda que no ha aprendido el ratoncito. ..

           Nuevos  funcionarios  acuden al auxilio para que la señal vuelva y por fin se pueda entrar a la morada  del registro digital.  Pero me temo que de las artimañas de este nuevo ratón reconvertido no nos salvamos. Seguirá haciendo de las suyas seguro. Que nos pillen confesados a todos ...




jueves, 4 de febrero de 2021


 

 El maullido es la voz que caracteriza a los gatos  Siempre ha sido una de las  formas de expresarse y comunicarse con sus colegas felinos y sus dueños. Como el resto de los seres vivos algunos son más precoces que otros y empiezan pronto a lanzar sus maullidos a diestro y siniestro. Excepto mi gata Leo que cuando  la llamo, me mira, se acerca, mueve la cola, ronronea, pero no dice ni mu.

         Será que es pequeña aún, me decía yo. Ya maullará…. Pero después de año y medio de vida, su hermano gemelo maúlla y maúlla como una cotorra y Leo sin emitir un sonido. 

         Descartada su sordera, a ver si es autista, pienso , que  como la recogí en el  abandono igual tiene un trauma ó le están haciendo bullying sus colegas felinos. Esto no es normal.  Me preocupa su largo silencio. Así que, decido llevarla al veterinario. Necesita logopeda  seguro, me digo. La recojo en su trasportín y ya en el coche, una vez que oye el sonido del motor, de repente oigo un fuerte y largo maullido. No me lo puedo creer, mi gata habla. Terapia de choque casera, no programada. Funciona.

         Ahora maúlla y maúlla, aunque bajito para no quedar mucho en evidencia. Por si tiene que utilizar de nuevo su silencio para  llamar la atención.

         La experiencia con mi gata me recuerda a la del abuelo de mi  amiga que en una ocasión también perdió la voz  y preocupada la familia, lo llevan al médico de urgencias y una vez allí, cuando  le pregunta su doctor  qué es lo que le pasa , contesta sin problema que no sabe pero que de repente dejó de hablar. Terapia de acercamiento médico ante llamadas de atención sistemáticas. Funciona.

         Les pasa a los gatos, les pasa a los humanos. El autismo selectivo existe. Las llamadas de atención cada uno las manifiesta de diferentes formas. Pero ante la terapia de choque funciona, si me pones en apuros, te hablo, te maúllo y si es necesario canto la Traviata.

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