Ya
está aquí. La marea naranja ha entrado a
formar parte del club de la marejadas. Hace tiempo que este mar del bienestar
social está enojado, batiendo olas de amargura e indignación y desde la impotencia lanza su rabia con marea de
colores que huyen del maravilloso arco iris que dibujan en el horizonte los fareros de“la costa azul“ alumbrando el camino con
sus maliciosos recortes.
Ya
son muchas las mareas que hacen frente a este buque de guerra de la
austeridad: la blanca de la sanidad, la verde de la educación, la
negra del carbón y ahora la naranja de los servicios sociales.
Este
blog de fondo naranja (quién le iba a
decir en su inicio que este color de fondo iba a unirse a la
reivindicación de los servicios sociales para todos..) quiere subirse a la
marea y desde lo alto de la ola enarbolar la bandera de la justicia social que
tanto le duele a nuestros legisladores, dirigientes y políticos, que creyendose
dueños de la playa, justifican los fraudes con recortes excluyentes, injustos e
incoherentes.
Han aposentado su chiringuito en primera linea de playa invitándonos a
bebidas con copago y pinchitos del
catering del tercer sector, acompañandose
de una música desafinada con el estribillo repetitivo de “donde dije
digo, digo diego”, rimando sin sentido alguno, el ritmo de recortes con el de la
prosperidad, el de la injusticia con el de la austeridad y justificando el
desmantelamiento del estado del bienestar
con el progreso.
A
la joven ley de dependencia, con apenas siete años, antes de que crezca, la
desnutren, quitándole su aporte de calorías.
“Hay que acabar con las
gratuidades, las prebendas sociales de
las que gozaban los
dependientes, que tanta prestación los va empachar. Es necesario ponerse a
dieta”. Así piensan estos detractores que nos legislan. Atender a 750.000 personas con derecho a justicia social, les
desborda…. les queda grande.
A
esta marea naranja al igual que a todas las que le han precedido, le acompaña
el lema de no callarse . “Es necesario manifestar el enojo”, explicaban en un
estudio de salud publicado recientemente. “ Quienes no manifiesten su
enojo, con moderación, pueden sufrir aumento de presión arterial y riesgo de
enfermar”, concluía.
Ahora
más que nunca, pues, necesitamos estar sanos no callando y protegiendo a los servicios sociales de las
desprotecciones a las que les están sometiendo , saliendo cada viernes con la camiseta naranja para denunciar esta
expropiación que disfrazan de
austeridad.