Con el anterior post pretendía dejar de hablar de la
crisis en este blog, pero no me lo ponen fácil algunos personajes de este país.
Esta vez ha sido el cardenal Rouco
Varela con la carta que ha hecho pública el pasado martes dejando patente que
“la causa más profunda de la crisis no es otra que el olvido de Dios”. Mira
que le hemos dado vueltas a las causas: que si el exceso de gasto, que si la
desaceleración de la economía, que si la
burbuja inmobiliaria, que si la recesión, que si la prima de riesgo, que si el
fondo monetario, que si la falta de trasparencia, que si la Merkel…… y de
repente aparece el señor Rouco y como si le hubiera tocado el perrito piloto de
la tómbola, no sólo da con la causa sino que también tiene la solución. Nos pide que “hagamos
un profundo examen de conciencia, un cambio de vida y de conducta en las
relaciones familiares, profesionales, sociales, económicas, políticas y
culturales, de forma que cada uno haga un uso más justo, más humano y fraterno
de la libertad personal”. Y dicho y hecho, el gabinete de “políticos-terapeutas”
(salvando las distancias con los terapeutas profesionales) que dirigen este
país, premonitorios que son, se han puesto manos a la obra y con “sus terapias
breves” (léase decretos-leyes) han comenzado a aplicar la solución del
cardenal.
Atina aún más el señor Rouco diciendo que hay que
buscar también entre las causas de naturaleza ética y moral. Totalmente de acuerdo.
Pero ¿cómo es posible que no nos hubiéramos dado cuenta antes? Venga a buscar entre
burbujas y analizando la prima de riesgo y resulta que nadie se había dado cuenta.
Con lo barato que es ser ético y lo caro
que está costando reconocerlo.
Finalmente nos consuela revelando que a pesar de nuestros olvidos, “Cristo por su misericordia infinita
acude una y otra vez a nuestro encuentro”. Más ó menos como la
Merkel y compañía…. (salvando de nuevo las distancias)
No obstante me surgen dudas porque no sé si el señor
Rouco haciendo estas declaraciones se dirige a quien sufre la crisis ó a quien
la provoca, a los que piden justicia ó a
los que injustamente se les aparta de lo justo, a los que conscientemente han
perdido su conciencia ética y moral ó a los que no necesitan enarbolar su
moralidad para seguir siendo útiles y eficaces, a los que pagan el IBI, el IVA
y el IRPF ó a los que registran sus propiedades a nombre de la santa iglesia y
dejan de declararlos. En definitiva “a los que han olvidado a Dios ó a sus olvidados”
Lo dicho, espero acabar con este tema y si vuelven con perlas de este tipo,
“que su Dios nos pille confesados”.