Mucho
se escribe y habla de la dependencia y sus dependientes y poco ó nada de la
independencia de las personas con dependencia.
Permitirme
que hoy haga un hueco en este blog a Sara, que hizo de su vida un reto a la
independencia. Hace una semana que se ha ido como vivió, discretamente. Aquí
nos dejó su silla de ruedas como símbolo de su caminar haciendo camino, como cantaba con su Serrat. A los
que vivimos a su lado nos queda su enseñanza de vida, llena de chispa y sentido
del humor, sus retos, sus logros y todas sus reivindicaciones ante cualquier
barrera que pusiera límites al espacio físico de los que como ella caminaban en
silla. Contigo aprendimos que a menudo se
vuelve injusto lo que se cree justo y que no es necesario estar en silla de
ruedas para ser dependiente porque la independencia se adquiere desde el deseo
de libertad, de la apertura de mente y
convicción del “poder hacer” que tú tenías.
No
es más independiente el que no lo es
físicamente ni más dependiente el que lo es. Ni más libre el que camina sin
muletas porque las limitaciones, muchas veces, se las pone uno mismo desde la desmotivación y
el miedo a caminar aún teniendo los pies
libres de ataduras. ¡Cuántos pasos diste por delante de los que te
acompañábamos, cuántas veces nos recordaste
las impuntualidades en nuestros
encuentros donde tú llegabas la primera.
Para muchas cosas nos has antecedido, nos has guiado y ahora también por
ser tan puntual has querido marchar antes, esta vez sin avisar y dejándonos
colgados en nuestra próxima cita.
P.D: Quiero a través de este post hacer un homenaje a todas las personas que como Sara hacen de su vida un ejercicio de superación y conquista de la independencia .
Hermosas palabras, Begoña, para una mujer excepcional… Sara es un ejemplo de independencia, valentía y coraje, para aquellos que, sin limitaciones físicas que lo impidan, nos vemos atrapados en nuestras propias barreras mentales, que son las peores. Admirable su sentido del humor. Un besazo para Sara, allá donde esté.
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