Hace diez años escribí un
artículo con este título no pudiendo imaginarme que transcurrido este tiempo
iba a volver a hacerlo con el mismo enunciado y similar contenido. La
diferencia entre el ayer y el hoy es que en aquel momento llamaba la atención
sobre los resquicios de la beneficencia heredada y hoy me mueve la denuncia
hacia la misma beneficencia recuperada por los actuales dirigentes y teñida de
puentes de solidaridad.
Está pasando la navidad y como cada año por estas fechas junto con
la venta de las maravillas de los regalos de familia y los suculentos platos de
“la gran cena”, nos acompañan las campañas benéficas con recogidas
de alimentos, juguetes y ropa para las “otras familias” que soportan el paro,
los desalojos y la indiferencia y maltrato de gobernantes, banqueros, políticos
y legisladores.
Por variedad de “causas solidarias “ que no quede. Todo cabe en estas
fechas, pero quien se lleva la palma son las campañas con llamadas de teléfono
como protagonistas y curiosamente , la mayoría vía lineas 902 . Es fácil
: si se quiere colaborar por ejemplo , con los
“abuelos dependientes”, indican un número 902 terminado en 1, para
los niños “desprotegidos” terminado en 2, para “los desahuciados” terminado en
3…..y así se coleccionan más y más colectivos objeto de “ayuda desinteresada” .
Sólo es necesario tener variedad de causas y colectivos “pobres de
necesidad extrema” que por lineas de teléfono no va a quedar: las
multinacionales se vuelcan y de paso también se forran enseñándonos
y ayudándonos a ser solidarios.
En un par de semanas se reciben los millones que el resto del año nuestros
gobernantes se han encargado de despojar a los ciudadanos y para colmo nos
felicitan por nuestra solidaridad.
Son fechas que nos quieren mostrar todo más “cívico” cuando en realidad
se manifiesta mucho más “cinico” y de esto somos testigos los profesionales que
trabajamos durante todo el año con estas familias y colectivos a los que
se destinan las famosas “campañas solidarias”. Sus beneficiarios
quieren comer, vestir y vivir dignamente todos los días. No desean los
“empachos” de la navidad ni las “desnutriciones “ del resto del año. No quieren
compasiones ni beneficencias. Unicamente desean tener acceso a los DERECHOS
sociales básicos que les han arrebatado impunemente.
No hay porque dudar de las buenas intenciones con las que se emprenden algunas
de estas campañas, pero si las cuentas corrientes que se abren para las
mismas se destinaran para las necesidades sociales del día a día , otro gallo
cantaría a sus beneficiarios. No serían necesarias más invitaciones de
“pobres a la mesa de los ricos”, ni que los niños esperaran a los
juguetes de los “reyes disfrazados de magos” en enero. Cuando estas fechas
pasen y el telón de este “teatro navideño” se haya bajado, ¿seguiremos siendo
solidarios?.
De la SOLIDARIDAD con mayúsculas se necesita todo el
año, no solo en Navidad. La verdadera solidaridad no está teñida de tintes
benéficos. Es anónima y sin anunciantes que la sustenten. El resto huele a
beneficencia desempolvada y abrillantada a la que nadie quiere volver.
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