En esta nueva era de la crisis con las nuevas y forzadas formas de
relaciones y convivencia, nuestros dirigentes han inventado un nuevo lenguaje de transmisión de mensajes
a la ciudadanía lleno de paradojas e ironías.
Cumpliendo
con la máxima de no emplear la palabra recorte,
se han especializado en sinónimos con denominación de origen. Es así como
lo que está actualmente de moda son los
ajustes necesarios, las reformas imprescindibles, la sostenibilidad obligatoria,
la racionalización del gasto público y la indispensable reorganización.
Y paradojas de la nueva gestión: es necesario mejorarla
unificando administraciones y servicios, centralizándolos para evitar
duplicidades y sobre todo para “acercarlos más al ciudadano, burocratizándolo
menos”. Nos dicen que hay que renovarse, cambiar de
mentalidad y dejar de ser negativos, porque
las reformas (que no los recortes) son
necesarias para crear empleo. Y hemos de empezar a ser conscientes que todo
lo que se le acercó al ciudadano en su día,
era un lujo.
Así pues, es necesario
hacer un pequeño “sacrificio” (otra
palabra del nuevo argot anticrisis) para caminar hacia unos servicios públicos optimizados y de cercanía y recorrer las nuevas ubicaciones estructurales en busca del médico despedido, la
farmacia cerrada, la escuela perdida y la mayoría de los servicios sociales básicos eliminados.
Pero este sacrificio
necesario hemos de hacerlo, que no se nos olvide, como consecuencia de la herencia recibida (frase imperante de
la nueva época) y parece ser que
tenemos que alegrarnos por estar a la vanguardia en implantación de “medidas correctoras”, nunca antes “disfrutadas” en esta
democracia. Alegría….
Igual que cuando el hombre
pisó la luna por primera vez, diciéndonos aquello de “que era un pequeño paso para el
hombre y un gran paso para la humanidad”, los pocos euros que nos suben en las
recetas, la luz, el gas y las matriculas universitarias y que son "tres cafetitos de nada" , suponen, parece ser , un gran paso
para la salida de la crisis, solucionando el mal estado del estado del
bienestar.
Nos explican que “son sacrificios, para sentar bases y crecer
en el futuro”. O sea que para crecer , primero hemos de convertirnos en
bonsáis, regarnos poco, hacer nuestra fotosíntesis lo más discretamente posible
y una vez bien comprimidos y reducidos a
la mínima esencia, nos dejarán crecer. Venga, vamos a intentarlo, que si lo
conseguimos seremos pioneros y referentes
de las próximas crónicas de nuestros ilustres historiadores.
Y no tenemos que
sentirnos solos porque, nos insisten en
que este es un esfuerzo para toda
la sociedad. Todos, trabajadores asalariados, funcionarios privilegiados,
jubilados anticipados, pensionistas con
ó sin pensión y parados sin opción, todos seremos referentes de la austeridad
necesaria y pasaremos a ser miembros
honoríficos de “este maravilloso proyecto de reorganización del estado del
bienestar”. Más alegría…..
Es
así como pretenden escribir la historia
estos gestores del nuevo lenguaje de la crisis, pero la historia por
suerte siempre da la oportunidad de poner a sus dirigentes en el sitio que les
corresponde y no en el que ellos pretenden escribiéndola sobre renglones
torcidos.
INSISTO: Me quiero buscar otro planeta y, como dicen los niños "desapuntarme" de éste
ResponderEliminarOk. Yo también seguiré insistiendo desde este blog para encontrar otro lenguaje y otras formas de "hacer".
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