Es así como el presidente de
Venezuela denomina al Viceministerio que ha creado recientemente en su país. Reconozco
que la noticia me inquietó al pensar que ya nadie podía proporcionar la
plena felicidad en tiempos tan convulsos como los que estamos pasando. Me dije:
“sigue leyendo atentamente que igual esto lo hacen importable a nuestro país”. Con
este Viceministerio Maduro quiere
constituir “la gran oficina de beneficencia de mando
centralizado, desde donde se cursen
reclamos y necesidades de los venezolanos más vulnerables y el Gobierno tenga
claro a quién pedir cuentas”. (Ver). Y por si esto no era suficiente,
la intención última del dirigente
venezolano es “llevar las misiones (programas
sociales) hasta el cielo en agradecimiento a Hugo Chávez”. Casi nada. De
aquí el matiz de la “suprema” felicidad,
digo yo. Lo más triste de este
esperpento que escenifica Maduro, lo sufren
los ciudadanos venezolanos con una deuda pública que supone más del 57% de
su PIB, sus desabastecimientos y el vía crucis que cada día han de pasar para conseguir los ingredientes de
casi cualquier comida.
La felicidad se está
convirtiendo en asunto de estado en muchos países y no es éste, aunque sea el
más esperpéntico, el primer mandatario, que la ha utilizado en sus
campañas políticas y en sus programas
electorales. Sin ir más lejos, nuestro presidente Rajoy en uno de sus mítines
electorales del 2011, dejó patente que “aspiraba
a devolver la felicidad a la sociedad española”(ver). Y a ello se puso sin dilación nada más ser
investido presidente de gobierno. Más que crear como lo hace Maduro, Rajoy se
inicia en el camino de las reformas: reformas estructurales, de sanidad,
educación, justicia, de la administración pública, reforma laboral, del estado
de bienestar, de las pensiones…. Es así como comienza a esparcir la dosis de
felicidad prometida: un lote para la iglesia, otro para los grandes
empresarios, otro para el capitalismo exacerbado y otros para de los especuladores de la banca, y la
ansiosa troyka financiera. De esta forma incrementa en un 13% a los millonarios de este
país y suma más de tres millones de
personas a la pobreza más severa. A esto le ha llamado “recuperación”. En estas
estadísticas queda evidente que ni el ciudadano de a pié, ni los trabajadores, ni
los sectores más vulnerables han sido los destinatarios de la “felicidad
recuperada”.
Llegados aquí, propongo un ministerio sin cartera que
impida hacer caja a otras carteras ya repletas y ávidas más que de crear en
“intervenir". Porque la felicidad no se consigue si antes no se ha pensado en
las necesidades reales de los seres humanos, a este ministerio lo denomino “Ministerio de la Suprema Humanidad” que
devuelva todos los derechos sociales robados, recomponga las estructuras que
los sustentaban y permita vivir digna y tranquilamente a sus ciudadanos sin más
intervencionismos ni promesas de falsa felicidad.
Os dejo con la dosis de felicidad que nos da Rosanna a
través de este video
Muy bueno.....
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarMuy interesante el artículo... hay otro muy interesante sobre como publicar tu CV en http://www.aboutalloow.blogspot.com.es/
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