lunes, 29 de agosto de 2011

No cabe duda que de  indignados es uno de los temas  de los  que más se habla y escribe en los últimos meses.
La indignación ha expresado desde sus inicios malestar y reprobación hacia un sistema político, económico y social quebrado  por los intereses desorbitados de los mercados bursátiles y financieros y la incompetencia de unos  dirigentes políticos que han mirado  más hacia su “frente” que a la  de los ciudadanos. Esa indignación de los inicios se ha ido transformando con manifestaciones envueltas en  mayores dosis de enfado enojo e  irritación. Es así como los acontecimientos de las últimas semanas nos han mostrado:
Ø  Laicos indignados con los jóvenes católicos que han aclamado la   visita del Papa a España financiada en parte con  fondos públicos.
Ø Jóvenes católicos indignados con los  laicos que  se indignaron con ellos.
Ø Dirigentes políticos de vacaciones indignados con los que programaban las últimas  medidas anticrisis.
Ø Dirigentes políticos, sin vacaciones, indignados  con los que estando de vacaciones y “sin trabajar” se permiten enjuiciar sus acciones.
Ø Indignados contra la reforma de la constitución sin referéndum acordada por las mayorías políticas.
Ø Dirigentes políticos y sociales minoritarios  indignados con los que han acometido este referéndum “sin contar con ellos”.
Ø Indignados con los indignados que reivindican cambios de explotaciones económicas lesivas al medio ambiente amenazando con ello la estabilidad de sus puestos de trabajo.

        Ante este cúmulo y variedad  de indignaciones cabe preguntarse si el ciudadano que aún no se haya  iniciado en esta aventura de la indignación tan en boga, le quedarán ganas de hacerlo o por el contrario desmantelará el campamento que aún no ha montado, recogerá las pancartas que tenía por colgar y borrará los eslóganes  de su resistencia para retirarse a otras batallas de indignación sin confrontaciones.
         Lo que es evidente  es que esta  indignación necesita  más  cordura porque si la irritación hacia las malas gestiones  la resolvemos  con otra mala gestión precisamente de  esta indignación estaremos todos derivando y  divagando en el mismo barco encallado convirtiéndonos así en un nuevo Titanic hundido en el desatino y la sin razón.



lunes, 8 de agosto de 2011
La crisis está de moda. A su pesar ha unificado a toda la sociedad y todos hablan de ella. Se comentan sus modelos y tendencias: crisis inmobiliaria, bancaria, de empleo, crisis de valores y  crisis social,  y lo que esta temporada se lleva son los mercados bursátiles, los IBEX,  los IPC,  las deudas públicas, los rescates… pero el modelo que realmente marca tendencia es el modelo alemán desfilando con “la   prima de riesgo subida  a su   plataforma de intereses “. Todos los demás modelos desfilan tras él , unos con tacón desgastado de punta fina, otros con mocasines y los más con sandalias y bailarinas, mostrando los colores de la próxima temporada otoño-invierno  con predominio de grises, marrones y negros.
            Al uso de los grandes desfiles de moda  sale a la pasarela el diseñador estrella alemán seguido de su colaborador y ayudante francés  para recibir los aplausos de los  espectadores vips de la primera fila: inversores, banqueros y especuladores de élite.
            La crónica  del evento la realizan diariamente:
1)      Los dirigentes y políticos  de turno que sacan de sus agendas el discurso de la crisis y la prima de riesgo envuelta en gráficos de resultados fluctuantes. Nos hablan de  las aceleraciones y desaceleraciones como si estuvieran retransmitiendo un rally y ponen el mismo entusiasmo que si llegaran primeros a la meta.
2)      Los trabajadores, atentos a  los movimientos de “la prima”,   sorteando sus  obstáculos, desvíos y socavones.
Y finalmente, los parados, sin otros familiares que la prima que ha venido a convivir con ellos y que para colmo está en riesgo a causa de la hormona de crecimiento alterada  subiendo  tan pronto a 420 puntos como bajando  a 290.
      Lo cierto es que estando la crisis de moda, nadie quiere seguir sus tendencias y mucho menos emparentar con su prima de riesgo hasta que no traiga otros parientes  más saludables.




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Mercedes Sosa: "Gracias a la vida"

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